Aprovechando los últimos rayos del sol de la tarde, el paseo entre castaños, robles y pinos se convirtió en una relajante tarde por unos senderos serpenteantes y ensombrecidos por los viejos árboles.
El bosque encantado ofrece su magia a quien sabe ver y escuchar, una magia que siempre está ahí, pero las prisas y la mente no nos deja disfrutar.
La luz del atardecer hizo muy agradable la caminata, lejos del calor del medio día y el ruido de la carretera, el susurro de una suave brisa mecía las altas copas.




1 comentario:
Hola Senderista, menudo castaño que hay por allí.
todos los bosques estan encantados, solo hay que saber mirarlos.
Besos
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