domingo, 27 de septiembre de 2009

Tarde de Otoño


Ecomuseo Lagar de Torrijos
Montes de Málaga


Refresca el aire mis agitados pensamientos y el sonido de la suave lluvia.
Huele a tierra mojada, a hierba fresca.
La grisácea luz de las nubes filtran los deslumbrantes rayos del sol y mi vista contempla el contorno de los montes, árboles y las ruinas de los viejos lagares que se pierden entre los cerros despoblados aún del manto verde que le brindará las primeras aguas de otoño.

El día de la Vendimia se celebra en el cortijo el Lagar de Torrijos, en los Montes de Málaga, un parque natural a muy pocos kilómetros de la ajetreada capital de la Costa del Sol.
Este ecomuseo, sirve de ejemplo de los antiguos cortijos lagares que existieron una vez en la comarca.
Y es aquí donde se repite año tras año, la fiesta de la Vendimia y la típica “pisada de uvas”.

El lugar está hoy atestado, los visitantes se reparten entre las distintas estancias del museo a resguardo de la lluvia. Comen, beben y se escucha la típica musiquilla de la “panda de verdiales” que ameniza alegremente este día de otoño.

Salgo del recinto para dar un paseo y dejo que las pequeñas gotas frescas caigan en mi rostro. Respiro con profundidad percibiendo olores campestres.
El viento, más parece una ligera brisa, es fresco y acaricia las ramas de los pinos y alcornoques.
Algunas hojas pardas comienzan a adornar los senderos.

Ya es otoño.











6 comentarios:

L. Gispert dijo...

Apreciada amiga Senderista: Encantadora recreación de esta tarde de otoño, dorada con pinceladas líricas.

Seguiremos disfrutando del otoño en nuestras montañas.

Saludos.

Julia dijo...

qUÉ PRECIOSA ENTRADA!!!
Me transportaron tus palabras hasta tu tarde otoño.
Un besote.

Pepe del Montgó dijo...

Me da la sensacuón de que el otoño ha hecho mella en ti. Ahora vienen los amarillos y los ocres por esos nuestros montes y tenemos que disfrutarlos.
Saludos

Jlin dijo...

Casi puede sentirse la brisa y el aroma del monte remojado por la lluvia. Gran post.

Juanma dijo...

Estuve por allí, fue digamos... muy autentico, pisando la uva al ritmo de una panda de verdiales, un tiempo pasado hecho presente.

Saludos

Abilio Estefanía dijo...

Hola Senderista, que bien que lopasais, esos músicos, con las guitrras, parecen de una tuna, jajaja.

La parte lírica te ha quedado muy requetebien.

El otoño ha llegado y habra que aprovechar este mes que entra en ir a lagún hayedo para ver esos cambios de color de la hoja, que hacen las delicias de los amantes del otoño.

Un beso