martes, 28 de agosto de 2007

Al borde de la extinción


El animal más amenazado del planeta no es un gorila africano, ni un pequeño plantígrado de las selvas asiáticas, no es un marsupial australiano ni las grandes ballenas que se desplazan por los océanos.
El lince ibérico nos abandona poco a poco, deja su hábitat natural, que es la Península Ibérica, para desaparecer en agonía silenciosa.

El hermoso y elegante lince, de pelaje extraordinario y majestuosa cabeza, pasa hambre, sufre caza furtiva y muere al ser abatido por los vehículos que se desplazan por las carreteras que han invadido sus territorios, antaño un reino salvaje donde este maravilloso felino, tan español como nosotros, vivía cazando con elegancia a los conejos, pequeños roedores y a veces, ciervos jóvenes.

Pero, hoy en día agoniza y los pocos ejemplares que quedan se encuentran en Huelva, Granada y Jaén, a duras penas sobreviven a la amenaza de un futuro incierto y los paradójico, es que los mismos humanos que han destruido su mundo y su forma de alimentarse, intentan ayudar al Lynx Pardina para que siga adelante, ¿en vano quizás?

Y pensar que algo tan simple como la falta de conejos en el campo ha hecho que el lince se vea amenazado a su extinción.
A consecuencia de esto, ha debido adaptar su dieta a un solo roedor al día, reduciendo su tamaño y peso, es penoso y vergonzoso.
Su recuperación puede que sea la ilusión de unos pocos que luchan para que este felino no desaparezca de una tierra castigada, explotada y despojada de la identidad de su naturaleza.

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