jueves, 12 de junio de 2008

Meditar mientras se camina


El caminante en su camino no sólo recorre distancias físicas, del punto A al punto B, sino que el caminar puede volverse más in ejercicio de introspección que un mero deporte.
Cuando el senderista recorre caminos montañosos se enfrenta a muchos retos y uno de ellos es la voluntad, el enemigo no sólo está en las dificultades del terreno, ascensos penosos, descensos interminables, pedreras peligrosas, viento frío… etc. El verdadero enemigo está dentro de nosotros, nuestra mente puede llegar a gastarnos malas jugadas.
Lo verdaderamente importante cuando se sale a la montaña, no es hacer cumbre o llegar a la meta predestinada, lo que cuenta es el bienestar con que lo hacemos. Es cierto, que el caminar es un ejercicio saludable que hace mucho bien a nuestro organismo, si se hace en un medio natural es mucho más sano y se convierte en un reto cuando encontramos obstáculos que hay que salvar.
Y es en esos momentos cuando debemos encerrar a esa vocecita que nos tortura con pensamientos como: “con lo bien que se está en casa”. Porque cuando se superan las dificultades, la autoestima crece, la seguridad en si mismos, en lo que somos capaces de hacer.
Pero, aparte de los retos y superaciones, la caminata del senderista se vuelve animada con las charlas y bromas entre los compañeros, el disfrute del paisaje y esos momentos de profunda meditación. No es sólo una marcha militar de disciplina personal o en grupo, es otra forma de seguir los pasos, de desprenderse de todo, de desconectarse.


El ZEN del caminar
Agustín Pániker
(Revista Altaïr)

“Todo aquél que tenga algo de cancha en el senderismo a buen seguro que la habrá experimentado alguna vez.
Me refiero a los momentos en que el andarín se vacía de todo lastre y, simplemente, camina. Disfruta del paisaje charlando con los demás y bromea con ellos, pero parece que no hubiera nadie “dentro” o “detrás”; sólo es gesto de caminar y respirar. Es un tipo de experiencia en que no dudo calificar de meditativa. De hecho, hay ciertos maestros budistas del zen o de la vipassana que recomiendan algún tipo de meditación andando.
Sólo se da el inhalar, el exhalar, el latir, el caminar. El agente desaparece, o resulta tan insustancial, que no puede decirse que exista un “yo” que dirija los actos. Únicamente se da la acción.
No es que el individuo se encuentre tan distraído que se olvide de sí mismo, sino que está tan concentrado en la acción que él es el acto de caminar. Puesto que se identifica consigo, no hay propósito, no hay intención, no hay deseo…o mejor: los pensamientos, las voliciones, las sensaciones físicas, las emociones, todo esto se da, pero nadie hay que se identifique con ello. Simplemente, fluye.
Todas aquellas personas que han participado en esta modalidad de experiencia afirman que es sumamente liberadora. Es como una ingravidez mental, emotiva y hasta física, fruto de la concentración del ritmo del paso y su acompasamiento con la respiración. El senderismo se torna, con toda justicia, en una meditación andando.”

4 comentarios:

Toro dijo...

Totalmente de acuerdo con tu reflexión, cuando era joven, en los tiempos de Viriato, más o menos, en la C.O.E., donde hice la mili, pues andamos un día sí y el otro también, recorrí toda Sierra Morena a patitas, y alguna cosa más, e independientemente de la mili, tanto cuando era tan sólo un niño que me recorría el Arroyo Jaboneros hasta el 6º pantano, y San Antón que tres cuartos de lo mismo, hasta cuando fui más mayor, “pureta, vamos”, pues seguí andando algo por ahí. Por eso te digo que te entiendo perfectamente y que tienes toda la razón en tu reflexión, es así y quien piense de otra forma o lo intente llevar distinto, creo que se equivoca, hay que vivir el sendero, la ruta, y la naturaleza tal cual. Saludos de “Viriato”

Toro dijo...

No te asustes cuando te aparezcan distintos logos de mi firma, es que funciono con dos administraciones de mis blogs y alguna las pongo con el primero que se me viene al coco. Te dejo esta nota para decirte que te he dejado un enlace en mi página. Si por algún motivo no te parece bien, te lo retiro. está en http://webyblogs.blogspot.com
Un abrazo

Maeglin dijo...

Aiya senderista!!

Es cierto que en las contadas ocasiones que pones tierra de por medio entre tú mismo y la jungla de asfalto y cristal que confluyen en las ciudades todo escenario verde invita a pensar.

Este año en la Feria del Libro de MAdrid hubieras disfrutado muchos puestops ya que el Senderismo, el Zen y la Magia Wicca pisaban fuerte en muchos puestecillos.

Namarië

Sofía Campo Diví dijo...

La naturaleza te ayuda a pensar y a meditar, como bien dices, y además te enseña a sentirte bien y acontemplar espectáculos difíciles de ver en otras partes. Un saludo