viernes, 8 de agosto de 2008

¡Ay, si lloviera!


Que sequito está el campo en esta estación del año, que amarillenta la vegetación, que resquebrajada la tierra, seca.
Si tan sólo lloviera una vez a la semana, la montaña se vería de otro modo, la hierba crecería un poquito verde, suave y cubriría la polvorienta tierra con su manto de frescor. Los árboles a penas si consiguen proyectar una sombra adecuada para que el caminante repose bajo su copa y se repare del calor abrasador.
Si miras a tu alrededor, no es dorado trigo lo que se contempla, sino la hierba ajada, mortecina, tumbada por la fuerza del viento árido que no transporta humedad, un viento que te arranca toda presencia de agua.
La chicharra canta con fuerza bajo el sol abrasador, escondida en la corteza ajena a todo lo que sucede a su alrededor, la hormigas laboriosas se desplazan lejanas buscando el alimento para los meses más fríos, caminan mucho, produciendo sendas que crean surcos en la tierra polvorienta, todas van y vienen por el mismo caminito. Los pájaros sólo cantan al atardecer, antes de irse a dormir, demasiado calor para entonar canciones mientras el sol se desplaza por la bóveda celeste.
Miro hacia arriba para contemplar un cielo azul turquesa, limpio y despejado y me doy cuenta de que unos puntitos negros realizan movimiento en espiral, son los buitres que desde las alturas contemplan el mundo en busca de algo para comer, entonces pienso que allá arriba no debe de hacer tanto calor, el viento debe ser más frescos y la temperatura más baja, ¡qué suerte tienen los buitres que dominan el arte de volar!
El camino está desierto, amarillo y polvoriento, ni una sola sombra, ¿por qué no hay árboles?, matojos desperdigados, que hace tiempo dieron flor y fruto, que a penas si alzan medio metro del suelo, ese es el paisaje. Alguien comentó que hace tiempo hubo un gran incendio y todo el monte quedó arrasado, allí había un bosque que quedó calcinado y ya nada volvió a crecer. Los hombres vinieron y se llevaron los troncos quemados, pero nunca se preocuparon de volver a sembrar el lugar.
¿Qué pensar ante esto?, pienso que debería de llover, a lo mejor, los árboles que perdieron la vida con el fuego, dejaron su simiente y si llueve, está florecerá, si llueve crecerán y se harán fuertes y esplendidos los nuevos árboles y la vida volverá a ellos.
¡Ay, si lloviera!, como debería de llover, como antes eran las cosas, antes del cambio.

2 comentarios:

Maeglin dijo...

Puede que sólo sea un espejismo mediatico muy centrados en los JJ OO.. puede que sea que comparada con otros veranos (incendios Coimbra; Grecia etc)...pero pareciera al ojo no experto de que está siendo un año no muy malo en cuanto a Incendios forestales ¿No?

Una senderista. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.