La tarde gris y lluviosa no invitaba a pasear, el fuerte viento empujaba las olas del mar con la tremenda potencia de un cíclope atacando las construcciones de los hombres y devorando la arena de una playa inexistente debido al temporal.
Así que algo aburrida comencé a ordenar libros, mapas y viejos papeles. Revisando los recortes de periódicos de hojas amarillentas por el paso del tiempo, apareció un fascimil especial sobre el Everest, la montaña más alta de nuestro planeta.
Era un conmemorativo sobre el 50 aniversario de la conquista de dicha cima por Sir Edmund Hillary, que en 1953 alcanzó la cumbre del Everest junto al nepalí Tennsíng Norgay, un gran sherpa.
Los 8.850 mtrs. eran hace medio siglo un gran logro para el hombre, pero hoy en día…
En dicho fascimil hay un artículo que me llamó la atención, pone “Comercio de Altura” y en la foto se ve una sherpa en la entrada de un “cibercafé” en el campamento base. Al parecer, por un dólar se podía hablar con mamá a través de las ondas de Internet desde más de 5.000 mtrs. de altitud.
Y es que la montaña más alta del mundo se ha convertido en una romería de grupos turísticos expedicionarios que deben tomar número par hacer cumbre y no amontonarse todos en los últimos metros.
El dinero mueve montañas y eso es cierto. Hoy en día existen agencias que pueden organizar expediciones al everest si las posibilidades económicas son las adecuadas.
La comercialización de los ascensos es muy criticada ya que el número de expedicionarios a aumentado en los últimos años, con lo cual tiene trágicas consecuencias, como las sufridas por el campamento base, donde se acumula toneladas de basura sin que nadie las retire, la destrucción del ecosistema y el reguero de montañeros muertos que se amontonan en el ascenso hacia la cumbre por la ruta sur, la más común de todas.
Así que algo aburrida comencé a ordenar libros, mapas y viejos papeles. Revisando los recortes de periódicos de hojas amarillentas por el paso del tiempo, apareció un fascimil especial sobre el Everest, la montaña más alta de nuestro planeta.
Era un conmemorativo sobre el 50 aniversario de la conquista de dicha cima por Sir Edmund Hillary, que en 1953 alcanzó la cumbre del Everest junto al nepalí Tennsíng Norgay, un gran sherpa.
Los 8.850 mtrs. eran hace medio siglo un gran logro para el hombre, pero hoy en día…
En dicho fascimil hay un artículo que me llamó la atención, pone “Comercio de Altura” y en la foto se ve una sherpa en la entrada de un “cibercafé” en el campamento base. Al parecer, por un dólar se podía hablar con mamá a través de las ondas de Internet desde más de 5.000 mtrs. de altitud.
Y es que la montaña más alta del mundo se ha convertido en una romería de grupos turísticos expedicionarios que deben tomar número par hacer cumbre y no amontonarse todos en los últimos metros.
El dinero mueve montañas y eso es cierto. Hoy en día existen agencias que pueden organizar expediciones al everest si las posibilidades económicas son las adecuadas.
La comercialización de los ascensos es muy criticada ya que el número de expedicionarios a aumentado en los últimos años, con lo cual tiene trágicas consecuencias, como las sufridas por el campamento base, donde se acumula toneladas de basura sin que nadie las retire, la destrucción del ecosistema y el reguero de montañeros muertos que se amontonan en el ascenso hacia la cumbre por la ruta sur, la más común de todas.
8 comentarios:
Aunque la tarde del domingo día 15 no fue no fría ni lluviosa, este texto ya lo tenía escrito y lo expongo tal y como lo hice en su día
Tienes razón en lo de la masificación y la basura pero... cómo me gustaría subir al Everest. Como El Torrecilla, ¡vamos!. Yo si he salido este finde, aunque cerca, y hacía un día buenísimo. Saludos
La basura está por todas partes. En el espacio ocurre lo mismo y eso con el peligro que representa. Nuestra especie lo llena todo de inmundicias: de las que están a la vista y de las que se esconden bien adentro.
Agrego un lugar más lleno de inmundias, como dice la amiga Franciska: el fondo de los mares.
Tenemos un grave problema si no somos capaces de dejar "el medio" que pretendemos conquistar y disfrutar limpio de nuestro paso civilizado.
Hola Senderista,
Leyéndote me he acordado de un buen libro que paso por mis manos y que he releido 2 ó 3 veces, La Vertiente Oscura, de Joe Simpson (autor también de Tocando el Vacío).
Te lo recomiendo, seguro que te gusta el análisis que hace de este tipo de expediciones, y de lo que puede llegar a hacer o no hacer un ser humano por conseguir algún ochomil.
BSS, Diego.
El ser humano raras veces guarda el respeto debido a la madre naturaleza, y este es un ejemplo claro.
En cuanto se ve negocio en algún lado, rápidamente acuden los más avispados para explotar el entorno hasta la saciedad. Y si queda enterrado en basura o en pésimas condiciones, ¡qué más da!, lo importante es llenarse el bolsillo. Una verdadera lástima.
Me apetecía un paseo, una buena caminata y por supuesto me acordé de ti. ¿Me acompañas?, ¿puedo disfrutar de tu presencia como guía por tus montañas? Ya me contarás. Un beso fuerte.
Muy acertado tus comentarios, se masifica todo hasta el Everest, saludos
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